lunes, enero 26, 2009

Reflexiones de valor/¿Qué debe cambiar?


Siendo joven era un revolucionario y mi oración a Dios era:


- "Señor, dame la energía para cambiar al mundo."


Al llegar a los cuarenta y darme cuenta de que la mitad de mi vida se había ido sin que yo hubiese cambiado una sola alma, modifiqué mi oración:


- "Señor, dame la gracia para cambiar a todos aquellos con quienes tengo
contacto, solamente mi familia y mis amigos y estaré satisfecho."


Ahora, que ya soy un anciano y mis días están contados, mi única oración es:


- "Señor, dame la gracia de cambiarme a mi mismo."


¡Si hubiera orado de esta forma desde el principio, no hubiese desperdiciado
mi vida!

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