lunes, junio 09, 2008

El Doctor


Esta por demas decir que los meses mas dificiles para mi son los lluviosos, es muy dificil encontrar un lugar donde cobijarse y debajo de los puentes suele estar ocupado por alguien mas, las alcantarillas nunca me han gustado y para ser franco los refugios que hay por aqui cerca estan condicionados o destinados a unos cuantos.

Soy un viejo debil y bastante enfermizo y cuando corri a refugiarme en un lugar abandonado me hicieron salir corriendo los espiritus, asi que tuve que acostumbrarme a dormir sobre carton mojado pegado a las bardas frias, no podria dormir bajo un arbol pues seria casi un suicidio, una vez escuche la historia de un doctor de pueblo que le temia a los rayos y justo cuando iba a inyectar a un enfermo asomo por la ventana la jeringa para ver el liquido y un rayo le cayo justo en la aguja, vaya suerte, la verdad no quiero que pase conmigo.

Aunque los dias son calidos la lluvia pega como millones de agujas sobre la piel desnuda de mis brazos y pantorrillas, se estrella con furia en mi cara y suelo despertar empapado y con estornudos, un dia fue tanta la humedad de mi cuerpo que enferme y me costaba trabajo respirar y comer, estuve en el mismo lugar por varios dias, no me importaba el sol, no me importaba la lluvia, estaba sufriendo y como es de esperarse la gente pensaba que vivia ebrio o drogado, mi dolor era muchisimo y mi temperatura mas, intente ponerme en pie pero mi debilidad me hizo caer estrpitosamente al suelo y quede tendido y frustrado.

La noche llego de nuevo y con ella la lluvia y estaba yo seguro que esa seria mi ultima noche, no tenia alimento, no podia respirar, las cosas se estaban poniendo dificiles para alguien como yo, recorde mi casa, mis amigos y mi vida en general, de mi familia tuve recuerdos hermosos aunque aun hay cosas que me impiden perdonar.

Empece con temperatura y tos, empece con frio y hambre todo el panorama era mas negro que la misma noche lluviosa, todo parecia estar en mi contra, senti que nunca habia estado mas solo y triste, senti que la nada de verdad existe.

No se si fue la temperatura, el hambre o el miedo pero en mi sufrimiento un hombre con bata blanca se acerco y me toco el cabello, lo movio y me descubrio el rostro mojado y triste y me miro directamente a los ojos y me llamo por mi nombre, mi verdadero nombre y me dijo ...ey no tengas miedo, yo estoy contigo... inmediatamente me incorporo y me sorprende por que no soy alguien de complexion ligera, me recargo en la barda y me miro, yo no podia quitar la mirada de sus manos y su bata blanca, metio la mano en el bosillo y saco tres pildoras y me las enseño, me dijo con esto te sentiras mejor, su voz me parecia tan familiar pero no podia recordar donde habia visto a este hombre, pero estoy seguro que le conozco y que lo conozco bien...

Al final despues de platicar un poco conmigo la lluvia paro, me dejo pan y algo de alimentos y me dijo tomate las pildoras y buscame por la mañana...

Tome la medicina y dormi y mis sueños fueron de paz y confort, de alegria y felicidad que no entiendo.

Al despertar mis malestares habian desaparecido y me di cuenta que estaba durmiendo al cobijo de una pared de iglesia que decia ...confia en mi y te enseñare lo que es la fe, paz y justicia..., ahora se de donde conozco a ese hombre, mi doctor, mi amigo, ese que se me presenta en los momentos mas oscuros y me recuerda que esta conmigo, esta mañana de nuevo lo encontre y se que las pildoras son de fe, de paz y de justicia y que no estaba enfermo, estaba extraviado de el, mi amigo, el que me conoce por mi nombre y al que tanto y tanto olvido...

Recogi mis cosas y di gracias siguiendo asi mi camino, procurando no olvidarme de mi querido amigo...


(cuento corto de la serie juan perez un libro que nunca termine de escribir)

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